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Guardianas de las culturas

(APC Bolivia. Artículo de Gloria Villarroel S.) El 5 de septiembre se conmemora el Día Internacional de las Mujeres Indígenas en honor a Bartolina Sisa, líder indígena aymara que luchó contra la opresión colonial en Bolivia en el siglo XVIII. Fue torturada y ahorcada en 1782. La fecha fue establecida en 1983 para reconocer la lucha de las mujeres indígenas por los derechos de sus comunidades. A través de este boletín queremos destacar el rol de las mujeres en sus comunidades y la sociedad.

Las mujeres indígenas agentes de cambio

En la vida social y cultural de las comunidades indígenas, las mujeres desempeñan un papel fundamental. A través de la transmisión de conocimientos ancestrales y la asunción de responsabilidades arraigadas en la tradición y el género, encarnan la continuidad cultural y la cohesión social. Como guardianas de la salud, en su rol de médicas tradicionales, y preservando las artes ancestrales como artesanas, su labor abarca diversos ámbitos que moldean la vida cotidiana y el devenir de sus comunidades. Sin embargo, este entramado de roles y saberes no está exento de desafíos, ya que las mujeres indígenas enfrentan barreras persistentes en su búsqueda de reconocimiento y participación plena en la sociedad. En este artículo, exploraremos la profundidad y vitalidad de los roles que desempeñan, así como los desafíos y resistencias que enfrentan en su lucha por preservar y fortalecer sus comunidades y su identidad cultural.

Aprendiendo los oficios y los roles. El papel multifacético en sus comunidades

Las mujeres indígenas desempeñan diversos roles, cuyas responsabilidades están vinculadas a su género y su posición dentro de la familia. Algunos roles son aprendidos por su identidad de género, mientras que otros se heredan, ya que las madres designan cuál de sus hijas seguirá la línea materna en ciertas responsabilidades dentro de la sociedad.

Los roles asignados por el género incluyen ser hijas, madres, esposas y abuelas. También existen roles rituales y sociales ligados a las costumbres ancestrales. Estas actividades tienen un contenido ancestral que si bien trasciende el tiempo, son actuales y cumplen funciones en la comunidad. Algunos roles son aprendidos por tradición materna, mientras que otros se adquieren por interés propio o por la necesidad de preservar la cultura.

Las mujeres indígenas son médicas tradicionales, ceramistas, artesanas, tener roles religiosos como abadesas o ser autoridades tradicionales. Algunas desempeñan un rol específico, otras combinan algunos de ellos. La ausencia de algún rol significa el debilitamiento de la actividad relacionada.

Ser médicas tradicionales

Esta labor implica un amplio conocimiento de la fauna, la flora, los elementos minerales, las estaciones, el cultivo de plantas que se pueden sembrar, los lugares de crecimiento de las plantas silvestres y los momentos adecuados para su recolección. También abarca la preparación y combinación de elementos secos, frescos o transformados en infusiones, aceites y cataplasmas. Es importante conocer los días, horas y períodos de tratamiento, así como las cantidades precisas de ingesta y uso de cada remedio. Además, implica reconocer la enfermedad, entender cómo se manifiesta y saber interpretar las señales para aplicar el tratamiento adecuado.

El rol de las médicas tradicionales no termina con el tratamiento físico; incluye el seguimiento del progreso de salud y la integración de la familia en el proceso de sanación. Por eso, ser médica tradicional no solo implica la curación del cuerpo, sino también la restauración de las relaciones sociales que influyen en el bienestar del enfermo.

Entre las médicas tradicionales se encuentran las parteras, quienes utilizan distintos métodos de curación que varían según el contexto natural y geográfico. Por ejemplo, algunas recurren a la lectura de la coca para diagnosticar enfermedades, mientras que otras usan el tabaco con fines curativos y para interpretar el malestar. Este rol es primordial para las mujeres en una comunidad indígena, ya que atienden a toda la población, siendo las embarazadas y los niños enfermos sus pacientes más recurrentes.

Ser artesanas

La artesanía se diversifica en varias disciplinas, como la cerámica, el tejido y la elaboración de elementos necesarios para rituales tradicionales o religiosos. En el caso de la cerámica, este arte ha sido progresivamente asumido por hombres, y actualmente pocas mujeres continúan desempeñando este rol. No obstante, en áreas andinas como Cochabamba, esta actividad sigue viva y vigente. En tierras bajas, como algunas regiones del Beni, la práctica ha disminuido significativamente. Muchas actividades tradicionales dependen de utensilios de cerámica para expresar su simbolismo, y la falta de estos obliga a usar elementos contemporáneos, lo que debilita el oficio.

Ser ceramista implica conocer los sitios de recolección de arcilla, los tipos de arcilla, su molienda, la incorporación de elementos para lograr una pasta sólida, la cantidad adecuada de agua, el amasado, el proceso de cocción, la temperatura y el tiempo de cocido. Antes del moldeado, existen diversas técnicas según el uso previsto para la pieza.

Por su parte, ser tejedora conlleva todo el proceso de obtención de lana, desde la crianza de animales destinados a la producción de vellón, hasta el hilado, teñido y finalmente el tejido. La función de la pieza depende del uso que se le dará. Confeccionar prendas para usos específicos implica la continuidad de una actividad ancestral. Tradicionalmente, los textiles elaborados por artesanas y artesanos estaban destinados a eventos festivos. Muchas de estas prendas son heredadas y están ligadas a danzas o rituales importantes. El arte del tejido se refleja principalmente en la vestimenta tradicional de cada grupo cultural, y a través de este trabajo, las mujeres tejen la identidad de sus comunidades.

Una tarea artesanal tradicional, exclusiva de las mujeres, es la elaboración de velas de sebo. Estas velas son utilizadas en iglesias para diversas ceremonias religiosas y son confeccionadas por las abadesas, mujeres mayores encargadas del cuidado de los templos. En el Beni, la tradición religiosa jesuítica ha perdurado junto con las celebraciones a santos y santas, lo que mantiene la demanda de estas velas tradicionales. El proceso de elaboración es minucioso: incluye la recolección o compra de grasa, el hilado del pabilo con lana de algodón, calcular la medida exacta del pabilo según el tamaño de la vela, derretir la grasa, añadir elementos para darle solidez, controlar el tiempo de cocción y saber cuántas veces sumergir el pabilo en la preparación para obtener el grosor necesario.

Los roles religiosos y rituales

Existen roles religiosos católicos que son desempeñados exclusivamente por mujeres. En el Gran Cabildo de la Santísima Trinidad, en el departamento del Beni, la influencia jesuítica ha dejado una huella profunda, y la religión, junto con las festividades religiosas, está presente durante todo el año. Para cuidar de la iglesia, están las Abadesas, mujeres adultas mayores que, por decisión propia, se consagran a este rol. Su tarea incluye cambiar la vestimenta de los santos, realizar las oraciones correspondientes según el calendario religioso, y aprender los cantos y oraciones. Son figuras muy respetadas en su comunidad, ya que conocen a fondo los procedimientos eucarísticos. Además, tienen una danza representativa, una vestimenta distintiva y accesorios especiales que las identifican.

En contraste, las mujeres yatiris son menos numerosas que los hombres en esta especialidad. Al igual que sus contrapartes masculinas, heredan este rol por herencia y señales. Desempeñan su papel ritual en dualidad con sus parejas.

Ser autoridad tradicional

Ser autoridad tradicional implica una responsabilidad rotativa según la ubicación del terreno en la comunidad, y generalmente, el rol más importante recae en el esposo. En la organización de la CSTUSCB, las mujeres conocidas como Bartolinas tienen un proceso de elección propio y poseen poder de decisión, siempre y cuando no interfiera con las decisiones políticas de la organización principal. Sin embargo, ejercer esta autoridad puede representar un riesgo social o incluso para la vida misma. A menudo, esto conlleva persecuciones, y en muchos casos, las mujeres se ven obligadas a abandonar el cargo. En situaciones extremas, se han reportado feminicidios, como en el caso de mujeres concejalas de algunos municipios.

En todo el territorio boliviano y más allá de las fronteras latinoamericanas, cuando una mujer es elegida como autoridad tradicional o estatal, enfrenta numerosas barreras. Desde el inicio del proceso de nombramiento, las mujeres deben superar discriminación, desdén por sus capacidades por parte de opositores y, a menudo, incluso de su propia familia. Para asumir su rol, deben dejar a sus hijos al cuidado de otros familiares o de mujeres de la comunidad, sacrificando parte de su vida familiar con la esperanza de ser reconocidas por la sociedad y lograr empoderamiento. La experiencia de ser una autoridad tradicional es muy diferente a la de ocupar cargos jerárquicos como alcaldesa, diputada o concejal.

Antes de concluir…

En el cierre de este boletín, se destaca que los roles de las mujeres en su grupo cultural son fundamentales para la continuidad de las actividades tradicionales. La cultura abarca una serie de prácticas en las cuales, según la organización del grupo social, las mujeres pueden tener un mayor o menor protagonismo. El canto, por ejemplo, se ha convertido en una forma importante de visibilización del arte y la simbología, como se evidencia en los cantos tradicionales de las mujeres del Norte de Potosí, en la región de Macha, entre otros lugares.

En conclusión, el aprendizaje y desempeño de roles entre las mujeres indígenas es un proceso complejo que involucra la transmisión intergeneracional de conocimientos y responsabilidades. Estos roles, determinados por el género y la posición en la familia, abarcan una amplia gama de actividades, desde ser médicas tradicionales hasta desempeñar roles religiosos y sociales. La importancia de estos roles no solo radica en su función práctica, como la sanación física o la preservación de tradiciones, sino también en su papel en la cohesión social y el mantenimiento de la identidad cultural. Sin embargo, persisten desafíos y barreras, especialmente en el ámbito de la participación política y el acceso a roles de autoridad, donde las mujeres enfrentan discriminación y resistencia. A pesar de estas dificultades, su contribución continua y su resistencia subrayan su papel crucial en la preservación y fortalecimiento de las comunidades indígenas, sus creencias y el futuro de las expresiones culturales.

Ser guardianas de las culturas implica transmitir conocimientos dentro de la familia, y las costumbres se materializan a través de la gastronomía tradicional, el cuidado de los hijos según la tradición, y el idioma. Las mujeres indígenas, al hablar su lengua materna, transmiten mensajes e historia, preservando la memoria de la cultura, el pasado y el futuro, son integradoras de la sociedad.

Referencias

Documentos

Bartolina Sisa 1753-1782, Gregoria Apaza ?-1782. Genealogías 8 de marzo Día de la mujer. AECID

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Arce, Silvia; Cajías, Magdalena; Medinacelli, Ximena (1997).- Mujeres en rebelión. La presencia femenina en las rebeliones de Charcas del siglo XVIII. Ed. Ministerio de Desarrollo Humano. Secretaría de Asuntos de Género y Generacionales. La Paz (Bolivia).

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Videos

Día Internacional de la Mujer indígena ( 5 de Septiembre ). IPELC – BOLIVIA

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Conversatorio Día Internacional de la Mujer Indígena. Secretaría de Bienestar Social de la Presidencia de Guatemala. 2022

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Conmemoración del Día internacional de las mujeres indígenas. ONU México. 2022

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FUENTE: PACHA KAMANI. https://pachakamani.com/blog/guardianas-de-las-culturas-articulo/

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