Frente a la crisis climática evitemos el chaqueo con quema
(APCBolivia, Franklin Gutierrez Zárate)
Un final de año 2023 caluroso
Los últimos meses de 2023 fueron bastante calurosos en Bolivia. Los meses de octubre y noviembre, principalmente, fueron los más críticos, porque, además del extremo calor, se sufrió una extendida contaminación ambiental por humareda, provocada por los chaqueos e incendios extendidos por todo el país.
Las ciudades capitales como La Paz, Cochabamba y Santa Cruz, eran retratadas por los medios televisivos con paisajes oscuros opacados por la humareda provenida desde las zonas en quema, así como se informaba del aumento de enfermedades respiratorias en la población en general.
Aunque este escenario se repite año tras año, al parecer, en el 2023 se extremó esta situación, principalmente en las regiones rurales donde se focalizaron los incendios. Álvaro Matty Achipa, un joven dirigente comunario de la comunidad intercultural Originaria Agroecológica Yomamal, ubicado en el distrito de Tucupi, municipio de Palos Blancos nos cuenta: “…como nunca antes, el 2023, la gente llegó a sentir mucho miedo. Hubo un momento en que el día se oscureció, a causa del humo. La desesperación nos consumía porque no podíamos controlar los incendios, que avanzaban hacia nuestros cultivos y hasta nuestras casas”.
Los Municipios de Alto Beni y Palos Blancos
La región sub tropical de Palos Blancos y Alto Beni, se encuentra ubicada al norte del Departamento de La Paz. El pueblo indígena Moseten es originario de esta región, sin embargo, la mayor población es de origen migrante, aymara y quechua, quienes llegaron desde las regiones altas de Bolivia.
Las familias viven principalmente de la producción agropecuaria, siendo la producción mas representativa la del cacao, también cítricos, banano, entre otros. Esta región desde siempre se ha caracterizó por contar con abúndate agua pero en los últimos años, progresivamente, se ha visto la disminución de las lluvias y las fuentes de agua naturales; como son los ríos, los arroyos y los ojos de agua.
Isacar Mayto Cani, es un joven Moseten de la comunidad indígena de Covendo, ubicado dentro del Municipio de Palos Blancos, quien nos describe su comunidad: “En mi comunidad somos alrededor de 300 familias, todavía mantenemos nuestro idioma y nuestra cultura, aunque muchos jóvenes están dejando de hablar nuestro idioma. Yo hablo y siempre recomiendo a mis amigos que no pierdan nuestra identidad”.
“El año 2023 el territorio de mi comunidad no fue afectado por los incendios, pero hemos sufrido la sequía. Los ojos de agua que alimentan nuestro tanque de agua donde nos aprovisionamos, poco a poco se fueron secando. Al tal grado que en algunos meses las piletas estaban secas”.
¿Pero qué es el chaqueo y por qué es necesario conocerlo?
Para ningún boliviano o boliviana adulta en la actualidad es ajena la palabra “chaqueo”. La población urbana, en mayor o menor medida la ha escuchado, ya sea porque todos los años son parte de las noticias, o por los efectos de contaminación ocasionados por la llegada del humo que sentimos desde el mes de agosto, tanto en el campo como en las ciudades.
Es una práctica agropecuaria que se utiliza para prepararar la tierra antes de la siembra, o para renovar los pastizales dirigidos a alimentar la ganaderia. En ambos casos, el uso del fuego “controlado” permite limpiar los campos o renovarlos, reduciendo supuestamente de esta manera el trabajo a los productores. Pero la realidad es que requiere de una alta carga de esfuerzo y trabajo y los resultados no son tan beneficiosos al eliminar, por ejemplo el 100% de nitrógeno del suelo que ha sido quemado.
Es difícil determinar el origen de esta práctica. Así por ejemplo, antiguamente, en algunas de las zonas altas de Bolivia se quemaba los pastizales secos en las cerranías para su renovación, dirigidos a la alimentación de las llamas, siendo que por las caracteristicas propias del altiplano y su flora, las quemas eran pequeñas y no llegaban a convertirse en incendios.
Por otra parte, los pueblos indígenas de tierras bajas, en general no utilizaban el fuego para cultivar, como nos cuenta Isacar Mayto: “…los Mosetenes antes no quemaban, porque éramos nómadas, no paraban en un solo lugar, se movian en todos lugares (en el monte). Mas que todo vivían de la caza, pezca y recoleccción de frutas; de la naturaleza misma. Dice que (nuestros abuelos y abuelas) no tumbaban los árboles, limpiaban pequeños lugares en el bosque mismo, sembraban, lo dejaban y luego, tiempo después, volvían, como eran nómadas. Pero cuando ha llegado la colonización, han empezado a establecerse pueblos y desde ahí también se ha realizado la quema o el chaqueo…”
El chaqueo es una práctica extendida en Bolivia, pero en estos tiempos con mayor impacto en la regiones tropicales de las tierras bajas. Se habla de “chaqueo controlado”, sin embargo, cuando se habla de incendios el control del fuego puede ser muy relativo, sobretodo en el actual contexto de cambio climático cuando año a año vemos como se elevan las temperaturas y los ciclos climáticos cambian o son inestables. En los últimos años la realidad nos muestra como el fuego descontrolado de los chaqueos, ha ido destruyendo miles de hectarieas de bosque, la biodiversidad y claro también los propios cultivos, bienes y hogares de las personas.
Históricamente, la región de Alto Beni fue un sector muy importante para la emplementación, por parte del Estado Boliviano, de un Programa de colonización planificado, que contempló el poblamiento, de supuestamente tierras despobladas (habitadas, sin embargo, por pueblos indígenas como el Mosetén), con familias desde tierras altas, labor que inicio en los años 60s y se extendió hasta la década de los 80,s del sigo XX, aproximadamente; este hecho explica la realidad cultural diversa de la región en la actualidad y su forma de cultivo.
David Flores, es un productor aymara de San Miguel de Huachi, municipio de Palos Blancos, quien constata esta situación: “…en Alto Beni, la lógica del chaqueo vino con el Instituto de colonización, como un Programa de Gobierno (diseñado) en base a la producción del arroz. Enseñaron todo el procedimiento, porque (la gente que migró) tenían que comer algo… Lo mas práctico era el arroz, después el plátano, y después la plantación permanente, en ese momento fue el cacao. Después de muchos tiempo ya fue la naranja, la mandarina y otros”.
Efectos y consecuencias
El 22 de noviembre de 2023, la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Bosques y Tierra (ABT), informaba que hasta el 13 de noviembre de 2023, los incendios forestales y los chaqueos habían arrasado un total de 3.518.708 hectáreas de tierra en toda Bolivia. Sin contar con datos completos de 2023, ya ese dato es alarmante. Tampoco se tiene el porcentaje de cuanto fue bosque, cuanto fue cultivos, etc.
Por su lado en los Municipios de Alto Beni y Palos Blancos, en octubre y noviembre la situación de los incendios desacontralados se convirtió en una catastrofe regional, pues las instituciones fueron rebasadas por el fuego, siendo las propias organizaciones y comunidades que se enfrentaron con baldes, funigadoras y hasta con sus propias manos, pero sin mucho éxito. Solo la lluvia bendita enviada por la Madre Tierra pudo frenar los incendios.
La destrucción por los incendios de la Reserva Forestal de Marimonos en un 60%, fue el golpe mas fuerte recibido por el municipio de Palos Blancos y su población, siendo esta serranía una de las mayores resevas de bosques primarios de la zona, perteneciente a la Reserva de la Biosfera y Tierra Comunitaria de Origen Pilon Lajas, y que proveía de agua en la zona a muchas de la fuentes naturales, como ojos de agua, rios, etc.
También muchos pequeños productores fueron afectados por el fuego, habiendo perdido sus cultivos permanentes de cítricos, cacao y otros que les tomo años consolidar y tambièn cultivos de plátano, piña y otros. Y hasta casas. Aunque no hay datos oficiales, también se menciona pérdidas humanas.
Un informe parcial del Municipio de Palos Blancos, emitido en fecha de 28 de noviembre de 2023, cuantifica hasta esa fecha, como afectados por la sequia a 3232 familia de 194 comunidades pertenecientes al municipio. Así mismo, a 86 familias de 23 comunidades, como afectados directos por los incendios.
En este escenario las comunidades refieren con mayor frecuencia, cuatro consecuencias, que asocian directamente con la crisis climatica, que les afecta hoy en su vida diaria:
- El aumento de la temperatura en la región. (“La calor es insoportable, ya no se puede trabajar así en el chaco…”).
- El cambio de los ciclos del clima. (“Ya no llueve en su tiempo. El clima esta loco”).
- La sequia es sostenia. (“La sequia es mas seguida, cada año”.)
- La disminución del agua. (“Los ojos de agua se estan secando, los ríos dismunyen su caudal. Ya no tenemos agua ni para el consumo en algunos lugares”).
Es claro que estos efectos no solo están ocasionados por la práctica del chaqueo, sino es resultado de la suma de una serie de prácticas productivas poco amigables con nuestra Madre Tierra, como el monocultivo, la deforestación, el uso de agroquimicos, entre otros.
Es necesario también mencionar, que una preocupación concreta de las organizaciones y comunidades de la región, es la necesidad de conservar los bosques y floresta nativos con que cuentan las cabeceras de las cerranías, porque son las que garantizan la reproducción del ciclo del agua y proveen del líquido elemento a la población; siendo que las mismas están siendo afectadas por las quemas y también por la otorgación de permisos para nuevos asentamientos por el INRA.
Alternativas y reflexiones
Las organizaciones y comunidades de Alto Beni y Palos Blancos, vienen reflexionado y analizando esta situación desde hace muchos años atrás, siendo una postura general la de avanzar en formas mas adecuadas de convivencia con la Madre Tierra, buscando un equilibrio entre los seres humanos y la naturaleza.
Así la visión agroecológica, como filosofía productiva se la ha estado promocionando de manera sostenida, habiéndose también implementado experiencias positivas que nos están mostrando caminos alternativos y viables mas sostenibles, como por ejemplo la producción del cacao ecológico. Así también con la implementación de los Sistemas Agroforestales Sucesionales que buscan reproducir el modelo natural del bosque, pero con variedades beneficiosas para los productores; que además promocionan una forma de chaqueo sin quema. Estas iniciativas están siendo promovidas por diferentes entidades, tanto privadas como estatales, como ECOTOP, El CEIBO y los Gobiernos Municipales de Palos Blancos y Alto Beni, entre otros; aunque todavía falta muchísimo camino por recorrer.
Jessica Limachi Flores, es una joven productora de la comunidad Naranjani del Distrito de San Miguel de Huachi, del municipio de Palos Blancos. Ella comparte su opinión:
“En 2022 hemos sufrido incendios en mi comunidad y otras comunidades (de San Miguel de Huachi), por eso como distrito se ha decidido no quemar mas, ya en 2023 no sufrimos de incendios, por que nos hemos controlado entre nosotros. Recuerdo que hace años atrás mi comunidad se ha incendiado y el fuego se estaba pasando a los ojos de agua, de donde consumimos el agua y hemos sufrido de sequia, ya no teníamos agua.
Yo como productora, con mi familia, hemos realizado el chaqueo sin quema en mi parcela. Hemos sembrado. Si es difícil sembrar al principio, pero ha funcionado. Yo pienso que todos los productores deben realizar el chaqueo sin quema para evitar incendios y la seguía”.
Tal como narra Jessica, el impacto de los incendios en la región ha provocado, en las organizaciones y comunidades, una profunda reflexión y cuestionamiento sobre las formas de producción agropecuaria aprendidas y reproducidas hasta hoy. Así en octubre de 2023 la FAECIOAB-A5 (Federación Agroecológica de Comunidades Interculturales de Alto Beni del Área 5), quien fue una de las mas afectadas por los incendios, decidió orgánicamente la prohibición de los chaqueos con quema y la sanción a los responsables de los incendios. Tanto dirigentes como bases, coincidieron que la discusión sobre el chaqueo con quema no les es fácil, porque les cuesta cambiar de mentalidad, los productores ya estan acostumbrados a la quema, pero también que es tiempo de reflexionar y cambiar.
Tomando en cuenta que no es el único caso, estas disposiciones orgánicas no siempre coinciden con la norma de nuestro Estado Plurinacional de Bolivia, siendo que se cuenta con una LEY DE USO Y MANEJO RACIONAL DE QUEMAS (1171), promulgada el 2 de mayo de 2019, que permite el uso de fuego a favor de la actividad productiva. La ley es permeable y poco clara y en algunos aspectos contradictoria con nuestra actual constitución, que reconoce también los derechos de la Madre Tierra.
El 2023, llegamos a un pico de catastrofes medioambientales muy preocupantes que no debemos dejar pasar. Pues en todas partes del país estamos viviendo y sufriendo los efectos directos de la crisis climática y no estamos reaccionando para hacer frente a esta realidad o tomando medidas para evitar que se agudice.
Es momento de hacer un alto como país y como naciones y pueblos de nuestro Estado Plurinacional, revisar de manera crítica y objetiva, las viejas prácticas que sustentan el actual modelo destructivo de desarrollo, como son: el monocultivo, la deforestación, la quema, el uso de agroquimimicos y otros, que nos estan llevando progresivamente a la muerte; para abrazar de manera urgente otras maneras alternativas y viables de producción que existen y que ya están utilizándose hoy en muchas otras partes del mundo
Crisis climática y comunicación
Este articulo es resultado de una iniciativa implementada por el Sistema Purinacional de Comunicación Indígena Originaria Campesino Intercultural, en la región de Palos Blancos y Alto Beni durante 2023 e inicios del presente 2024. El proceso comprendió la formación de jóvenes comunicadores y comunicadoras indígenas e interculturales, en comunicación multimedia y un amplio proceso de reflexión y desarrollo de propuestas. Como resultado de la formación práctica se obtuvo la producción de diferentes mensajes multimedia con las temáticas de los derechos de la Madre Tierra, los derechos de la mujeres y de los pueblos indígenas; proceso que está culminando actualmente con el desarrollo de una campaña regional y nacional de sensibilización y reflexión sobre estas preocupaciones y temáticas.
Álvaro Matty Achipa, Jessica Limachi Flores e Isacar Mayto Cani, son tres jóvenes, de las y los participantes de este proceso, -cuyos testimonios reproducimos en este artículo- quienes han producido diferentes cortometrajes audiovisuales y mensajes radiales, que profundizan muchos de los aspectos abordados en el presente escrito. Materiales que les invitamos a ver y escuchar virtualmente en nuestras plataformas en las direcciones que les compartimos más abajo.
Una aclaración necesaria
Por razones narrativas y de extensión, este artículo focaliza su desarrollo, en la región de Alto Beni y Palos Blancos del norte del Departamento de La Paz, que tiene como actores a productores indígenas campesinos, quienes han representado un porcentaje pequeño de los focos de fuego que se han podido observar en 2023.
En ese marco, no debemos ignorar a los mayores responsables de los incendios forestales como son los empresarios ganaderos, que queman miles de hectáreas de praderas año tras año, o a los agroindustriales que destruyen bosques para ampliar la frontera agrícola. Y no debemos olvidar también a los delincuentes que quemaron bosques, con fines políticos, como lo ocurrido en la Chiquitanía en 2019.